Estudios señalan que en Chile, en promedio, la edad de inicio del consumo de alcohol está en los 13,8 años y alarmantemente un 63% de los menores entre 8° básico y 4° medio dice haber consumido alcohol en el último año (ENPE, 2015).
Las familias, adultos y los propios menores deben saber que el consumo de bebidas con alcohol es sólo para mayores de edad. La evidencia disponible nos orienta en esto y señala que consumir alcohol antes de los 18 años puede resultar perjudicial para el desarrollo físico del adolescente, sus hábitos conductuales y su cerebro todavía inmaduro.
Algunos de los efectos del consumo de bebidas con alcohol menores son:
- Aplanamiento de la actividad del sistema nervioso. A dosis más elevadas de alcohol aparecen efectos depresivos en los adolescentes, con alteración del nivel de consciencia, lentitud mental y física, pérdida de parte del raciocinio y de las funciones ejecutivas en general.
- Riesgo de intoxicaciones agudas graves (desde un coma etílico hasta incluso la muerte por paro cardiorrespiratorio), y la dependencia que puede provocar el consumo de alcohol a cualquier edad.
- Graves alteraciones estructurales y funcionales en el cerebro. Los efectos más claros se dan en partes del cerebro vinculadas al aprendizaje, la memoria y las funciones más desarrolladas.
- El alcohol en los jóvenes (aunque no se emborrachen) altera la formación de nuevas neuronas y las conexiones entre ellas pueden dañarse e incluso detenerse, produciendo graves dificultades en la capacidad de reconocimiento y la memoria a corto plazo. Los principales problemas se dan a nivel de la capacidad de “grabar” y almacenar nueva información, que puede llegar a ser irreversible.
- En cerebros en desarrollo como los de los adolescentes, el nivel de muerte neuronal es mucho mayor que en otras etapas.
- En cerebros en desarrollo como los de los adolescentes, bajo el efecto del alcohol, el riesgo de muerte neuronal, es mucho mayor que en otras etapas de la vida.